Esta es la última obra de Vasili Rózanov, escrita en 1918 en el monasterio donde pasó los últimos días de su vida. Se trata de un texto impetuoso y aforístico en el que Rózanov plasma la singular fe que profesaba. La Revolución rusa, a ojos del autor, es una manifestación más del ocaso de la civilización cristiana. Una lectura profética y una crónica visionaria del momento más crítico de la historia rusa del siglo pasado.