La obra de Juan Andrés García Román recuerda a la del poeta piadoso, el poeta que arrepentido de su mundo da en un mundo nuevo, un mundo puro y candoroso y bello. Poesía «fantástica», al decir de Juan Carlos Reche y Erika Martínez, poesía de lo «asombroso», al hilo del epílogo de Rosa Berbel; poesía «conmovedora», podría añadirse. Su paisaje lo componen motivos musicales, lo pueblan personajes atónitos, circenses y delicados, entre el pesar y la sonrisa, lo impactan cuerpos celestes, irremediablemente suyos. La palabra original acude a los labios del lector sin necesidad de que la pronunciemos en esa voz alta que estudia con demasiada herramienta.
Después de haber marcado la poesía en castellano de principios del siglo XXI con El fósforo astillado (2008) y La adoración (2011), dos de las obras más importantes del legendario catálogo de DVD Ediciones, y tras el maravilloso Fruta para el pajarillo de la superstición (Pre-Textos, 2017), Juan Andrés García Román vuelve con un nuevo libro, más depurado, igual de libre.
«El fósforo astillado y La adoración han sido bombazos de imaginación, descaro y falta de prejuicios»
Martín López Vega, El Cultural
«Que no se nos olvide decir que El fósforo astillado es un poemario excepcional, y que puede convertirse en una referencia inexcusable de nuestra creación poética reciente.»
Vicente Luis Mora
«Uno de los poetas contemporáneos más importantes y enigmáticos.»
Rosa Berbel, CTXT
EPÍLOGO:
Rosa Berbel (Estepa, Sevilla, 1997) es graduada en Literaturas Comparadas por la Universidad de Granada, institución en la que actualmente trabaja. Ha publicado Los planetas fantasma (2022) en la editorial Tusquets. Su primer libro, Las niñas siempre dicen la verdad (Ediciones Hiperión, 2018), ganó el XXI Premio de Poesía Joven «Antonio Carvajal» y, posteriormente, fue reconocido con el Premio Ópera Prima, de la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios, y con el Premio «El Ojo Crítico» de Poesía 2019, de RNE.
