Para bien o para mal la acción humana ha sido guiada, y movida, más por el sentimiento que por la razón. Es un hecho que el poder se ha inmiscuido en la música durante siglos. De entre todas las artes se distingue de un modo especial por su capacidad de inducir sentimientos: por esta puerta es por la que suele entrar el poder en su insaciable pulsión por intervenir en la vida de los humanos.