La primera novela de Ben Fountain fue recibida con gran entusiasmo por crítica y lectores cuando se publicó en 2012, y se convirtió en un best seller. Con un lenguaje vigoroso, repleto de metáforas inolvidables propias del mejor Tom Wolfe, Fountain compone un feroz retrato de la reciente guerra de Irak y una sátira devastadora e hilarante del "American way of life".