¿Qué nos queda después de la muerte de un ser querido? Marcin Wicha, el autor de este libro, se enfrenta a esta pregunta cuando se dispone a recoger y ordenar las cosas de su madre recién fallecida. Todo está como ella lo dejó. Libros, utensilios de cocina, notas manuscritas, recetas, souvenirs, objetos llenos de polvo y de recuerdos que van perdiendo significado en ausencia de la persona querida. De algunos de ellos le cuesta desprenderse. Sabe que no le devolverán a su madre, pero también que, mientras esos objetos planteen preguntas sobre la persona fallecida, esta seguirá ocupando un lugar en su vida. Este es un libro sobre los libros y las circunstancias que marcaron la vida de una generación de mujeres polacas; mujeres profesionales e independientes que intentaban abrirse camino en medio de los convencionalismos, estrecheces económicas y medias verdades de la Polonia comunista.
Un ensayo muy personal en forma de breves evocaciones. El retrato sobrio sin retoques ni sentimentalismos de una judía polaca en un tiempo de antisemitismo e intolerancia, de una madre que amaba la palabra e inculcó a su hijo el deber de indignarse frente a la mentira y las pequeñas injusticias cotidianas.
