John Keats tuvo apenas cuatro años para dejarnos una obra eterna que va ganando en valor con el paso del tiempo. Pocos poetas han buscado tan angustiosamente la belleza en su estado puro, el lirismo sin engaste. Quizás es este ideal tan alto que se marcó en vida el que hace que en sus poemas se respire a menudo una especie de melancolía de lo inalcanzable.