Con una voz íntima y feroz, convincente e hilarante, Dorothy Gallagher relata su herencia eslava y judía de una forma tan fascinante y estilizada que parece ficción. A partir de la última etapa de la vida de sus padres, la autora retrocede en el tiempo: los comienzos de su familia en Ucrania, su infancia en el Nueva York de los años cuarenta, las aventuras familiares en las comunidades judías de Harlem y el Bronx compartiendo una ideología comunista a la que se aferran contra viento y marea. Su tía Lily vende lencería a prostitutas y se casa con un hombre de letras, sospechoso para la familia porque «parece no tener ideología»; su primo Meyer regresa a Ucrania para encontrar su
pueblo al borde de la muerte a causa de las hambrunas de Stalin, y una joven Gallagher soporta «sesiones de autocrítica» en un campamento para niños trabajadores. Estos episodios registran los actos de desafío amoroso de una hija, en una relación paternofilial parecida a un malentendido que nunca se disipa, en su camino hacia la independencia.
La fragilidad de la amistad, el poder del amor, el papel de la mala suerte en lavida
, temas universales en un libro desgarradoramente divertido.