"La nostalgia es nuestra vida", afirma Roberto Peregalli en las primeras páginas de este ensayo sobre la fragilidad y la belleza. Pero en nuestros días, ¿aún se puede sentir nostalgia de algo en un mundo tiranizado por la persecución de fines a cualquier precio, por la violencia legalizada y por el deseo de un autocomplaciente presente eterno? Se puede, a condición de repensar los objetos, los lugares y las personas.